SUCEDIÓ UN DÍA
Sucedió y llegó el día
que mi cabeza se vio vacía
de piruletas, regalices y arco iris de colores
y una bruma oscura,
como aquella tarde de tormenta
que los manzanos fueron arrancados,
se enredó entre mis pensamientos
y no hubo aurora,
ni destello fugaz de estrella
que lograse despejar la sombra
que pesaba sobre mi frente.
Así ocurrió y no miento.
Mi alma se perdió entre cenizas
cuando ya de niña descubrí
que la vida es
ver morir a otros poco a poco.
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