LAS REGLAS DEL JUEGO
Olvidaste despedirte,
ni siquiera supiste
que te marchabas.
Nunca me paré a pensar
que nada es eterno,
que la luz de tus ojos
no era infinita
y que podían permanecer abiertos
sin vida.
No quise saber
de las reglas injustas
de este juego de mierda
en el que la mañana y el ocaso
no hacen diferencias
ni aun tratándose de nosotras.
Da igual que grite,
ahora ya te has ido
y olvidaste despedirte.