YO ME CONFIESO
Tinta china-acuarela de Isidora Lackington (de su trabajo Lágrimas en la Oscuridad) |
Como patadas en el estómago,
el dolor del odio se concentra
en un lugar donde nadie
nunca
podrá verlo
y se extiende hacia la periferia,
viaja por mis venas,
como un torrente pútrido,
invadiendo mi cuerpo
e infectándolo de forma insana
y pestilente.
Y en algún momento
perdido,
de cordura,
me froto la piel hasta enrojecerla,
me froto hasta, casi, arrancármela a tiras,
intentando expulsarlo para siempre.
Más tarde, camino por las calles
mirándome de soslayo
en los escaparates cristalinos
y un rostro ajeno me observa
burlón,
acusador,
implacable…
Ella lo sabe.
En algún lugar sucio de mis entrañas
se encuentra esa parte oscura,
deforme y abominable.
No hay comentarios:
Publicar un comentario