INACABADOS
El árbol de la vida (Gustav Klim) |
Inacabados…
Me miras
desde lo alto de esa esquina,
frunciendo
tu naricilla
respingona
y
sacudiendo, altiva,
tu
melena de letras
entre
las líneas del cuaderno.
Te
observo de reojo
-no me
atrevo a mucho más-
y veo la
crítica implícita,
escondida
entre la O y la S.
¡Si!
te
contesto provocadora
desafiante,
retadora,
alzando
mi mirada
y
enfrentándome a tus diez mandamientos.
¿Acaso
he dejado en el camino,
he
abandonado en algún recodo oculto
lo
esencial de la vida?
Mira lo
que me rodea.
Observa
atenta.
Y ahora
atrévete a hablarme
de
sendas abandonadas.
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