QUERIDA TRISTEZA:
He valorado tu importancia
y soportado
el sufrimiento
y la frustración
que conlleva tu presencia.
He aceptado que, al fin y al cabo,
juntas,
hemos tejido un vestido
de singular belleza
que, ahora,
cubre mi cuerpo.
He entendido, por fin,
que el vacío
de no esperar nada
era peor
que tú compañía.
¿Quién iba a pensar
que nos haríamos
tan buenas amigas?
Ahora que te has ido
te echo de menos.
PD: tenías razón,
a veces,
la Felicidad
está sobrevalorada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario